Se han escrito muchos libros dedicados al general Prim y
otros tantos a la reina Isabel II, destronada en 1868 sin apenas esfuerzo con
la revolución denominada La Gloriosa,
en la que se aliaron los generales Prim y Serrano, aparentemente enfrentados en
la sangrienta revolución iniciada en el cuartel de San Gil de Madrid el 22 de
junio de 1866, liderada por el general Prim y reprimida por el general Serrano,
encargado de la toma del cuartel de San Gil por los insurrectos, que iniciaron
allí su revuelta a primeras horas de la madrugada.
El gobierno de Isabel II falseó las circunstancias de cómo
ocurrieron los hechos y concretamente, del asesinato del coronel de artillería
Federico Puig Romero, del cual se quiso hacer creer que murió en medio de la
sublevación, ocultándose que fue asaltado en su vivienda y atacado sin
posibilidad de defenderse. El gobierno tenía razones muy poderosas para proteger
a los autores intelectuales de esta conspiración, lo cual lleva a Isabel II a
ofrecer todo tipo de concesiones a la esposa e hijos del coronel Puig, testigos
de cómo ocurrió realmente el asesinato. Los documentos se alteraron desde el
primer momento, y en esto sin duda está la participación del general Serrano
cuando asalta y toma el cuartel de San Gil.
Existía un negro pasado que vinculaba a los padres de
Federico Puig Romero con Fernando VII, padre de la reina Isabel II, al cual le
preocupó en exceso contentar a Federico y sus hermanos cuando algo de ese
pasado podía salir a la luz. Años después se darían las circunstancias de la
presunta paternidad secreta de Federico sobre el heredero de Isabel II, el
príncipe Alfonso (nacido en 1857), que siempre quedó encubierta por la de otro oficial, Enrique
Puigmoltó y Mayans. Pero algo ocurre en 1863 que remueve todo este pasado. A
partir de aquí el general Prim intenta presionar a la reina para ser llamado al
gobierno, sin resultados, llegando finalmente a utilizar la revolución para
poner en jaque a la reina.
El 22 de junio de 1866 el gobierno, conocedor de los planes
revolucionarios, juega con ventaja
cuando estos se alteran con el asesinato sorpresivo del coronel Puig antes
de la hora pactada para el inicio de la revuelta. Ocultas las circunstancias,
falseados los documentos y silenciando testigos, se expanden rumores falsos de
prensa sin dar nunca una versión oficial. Se realizan fusilamientos masivos de
soldados y sargentos, siendo los últimos el 7 de julio, cuando se fusila al asesino del coronel Federico Puig, sin
especificarse nombres y sin haberse esclarecido siquiera el lugar de los hechos
ni los autores. Entre estos sargentos fusilados por tal motivo algunos están
estrechamente ligados al general Prim, que posteriormente premia a sus
respectivas familias. El silencio estaba garantizado.
¿Qué parte tomó el general Prim en este asesinato? ¿Y el general Serrano? ¿Cuál
Isabel II? ¿Cuál el resto de borbones? ¿Tenía algo que ver en ello la paternidad
del príncipe Alfonso? ¿Qué información poseían Federico y sus hermanos tan importante
de ocultar para Fernando VII? ¿Cuánto de esto sabía el general O'Donnell? ¿Cuánta gente del poder participó en el
encubrimiento del asesinato de Federico Puig Romero? ¿Existe una relación entre el asesinato de Federico Puig Romero y el atentado contra el general Prim en 1870?
Las claves se hallan en Voces desde el más allá de la
historia. Puedes descargar los primeros capítulos en este blog.