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viernes, 29 de noviembre de 2019

Firmas de Isabel II y Alfonso XII vinculadas a su paternidad secreta (2)



El documento de la imagen tiene la firma de Alfonso XII cesando al conde de Mirasol del cargo de su ayudante el 5 de febrero de 1877. Las alabanzas del rey hacia él son sinceras porque vuelve a nombrarle su ayudante con posterioridad. Pero en 1877 se produce un paréntesis para la brillante trayectoria del conde de Mirasol: son cinco meses críticos  en los que la labor del conde de Mirasol es decisiva junto a los hermanos Puig Romaguera, hijos de Federico Puig Romero, y por tanto, hermanos de Alfonso XII. Esto se cuenta en mi novela Alfonso XII y la corona maldita, pero la ficción es mínima. La novela se basa en los datos documentados en mi libro de investigación Voces desde el más allá de la historia.

El conde de Mirasol es un personaje clave por el papel que desempeñó junto al rey Alfonso XII. Después de haber sido su instructor militar se convirtió en su ayudante, acompañándolo en su regreso a España como rey después de ser proclamado Alfonso XII en diciembre de 1874. Tristemente, el destino del conde de Mirasol fue el de morir asesinado cuatro meses después   del nacimiento del rey póstumo, Alfonso XIII, regentado por su madre, la viuda de Alfonso XII, desde la muerte de este en noviembre de 1885.


Alfonso XII y su segunda esposa, María Cristina de Habsburgo, que a la muerte de él regentaría al hijo póstumo Alfonso XIII.

El asesinato del conde de Mirasol se produce el 19 de septiembre de 1886, pero veinte años atrás había sido intentado asesinar en circunstancias muy similares, durante la revuelta iniciada en el cuartel de San Gil el 22 de junio de 1866 por el regimiento de artillería del que era jefe Federico Puig Romero, que no fue el único oficial de artillería muerto en  aquella infernal jornada. Sin embargo, las circunstancias en que se produjo su muerte entraron en la categoría de asesinato, sobre cuya investigación el estado recurrió a falsear datos y testimonios, corriéndose un tupido velo sobre la autoría intelectual de esta conspiración de que fue objeto el que mantenía hasta entonces oculta su paternidad sobre el príncipe Alfonso, heredero del reinado de Isabel II.
Isabel II de España.

El resto de oficiales de artillería que murieron el 22 de junio de 1866 fueron: 
Dentro del cuartel:
Comandante Joaquín Valcárcel y Velasco
Comandante Joaquín Cadaval y Calderón
Capitán Ricardo Torreblanca y Rodríguez
Teniente Juan Martorell y Fivaller.
Fuera del cuartel:
Coronel José Balanzat y Baranda
Comandante Emilio Escario y Fernández de Navarrete
Capitán José Fontes y Fernández de Córdova.


El conde de Mirasol, con pasado muy vinculado a Federico Puig Romero, ese día fue atacado en la plazuela de Santo Domingo junto al oficial Fontes, pero a diferencia de este, logró sobrevivir, contra todo lo probable, pese a la gravedad de las heridas que en principio parecieron mortales. 

Museo Específico de la Academia de Artillería de Segovia, donde está el retrato de Federico Puig Romero (el primero a la derecha) y los de algunos de los oficiales muertos el 22 de junio de 1866.

Como se descubre en mi libro de investigación, Voces desde el más allá de la historia, todos estos oficiales de artillería muertos el 22 de junio de 1866 tenían un pasado común con Federico Puig Romero vinculado a la paternidad del príncipe Alfonso. Y de ellos únicamente logró sobrevivir, milagrosamente, Luis Arístegui Doz, conde de Mirasol desde 1863, cuando falleció su padre, padrino de boda del primo de Federico casado con la nieta del ex valido Manuel Godoy. En 1868 el conde de Mirasol acompaña en su exilio a la familia real y forma parte de la vida del pequeño Alfonso como su instructor militar, convirtiéndose en su hombre de confianza y portador de los secretos del pasado que le vinculaban a Federico Puig Romero y su paternidad del entonces príncipe. 


Luis Arístegui y Doz, conde de Mirasol. De La Ilustración Española y Americana, Madrid, 30 de septiembre de 1886.
 
Tres generaciones de reyes, Fernando VII, Isabel II y Alfonso XII, quedan vinculados a las tres generaciones Puig, que se ven abocadas a esta nefasta proximidad a la dinastía Borbón. Resultado de ello: las oscuras muertes de los padres de Federico Puig Romero, en las que está involucrado Fernando VII tras dejar a esta familia rota por su encaprichamiento con la madre de Federico, y la de él mismo años después de que se repitiera la historia de su madre en él y la reina Isabel II. 

Y a estas muertes se une la del conde de Mirasol y la del brigadier Velarde, asesinados en 1886, habiendo coincidido en el mismo regimiento en 1866. Tanto el conde de Mirasol como el brigadier Velarde estaban vinculados  al pasado oculto, y sus asesinatos  quedaron igualmente sumidos en el misterio de su autoría, encubierta en la revuelta republicana del 19 de septiembre de 1886, que no tuvo apenas repercusión. La viuda de Alfonso XII, regente del pequeño Alfonso XIII, desempeñaría un papel crucial en el intento de borrar el pasado secreto de Alfonso XII. Toda esta documentación, aparece por primera vez en Voces desde el más allá de la historia, novelada en Alfonso XII y la corona maldita

Esta entrada es continuación de:
http://www.nievesmichavila.com/2019/11/firmas-de-isabel-ii-y-alfonso-xii.html




viernes, 15 de noviembre de 2019

Firmas de Isabel II y Alfonso XII vinculadas a su paternidad secreta (1)



A lo largo de los años que he investigado sobre la posibilidad de que mi tatarabuelo, el coronel de artillería Federico Puig Romero, fuera el verdadero padre del rey Alfonso XII, he ido reuniendo una cantidad ingente de documentos en diversos archivos. Dos de ellos contienen las firmas originales de la reina Isabel II y de su hijo, ya reinando como Alfonso XII. Ambos documentos tienen en común nombramientos reales a personajes que tuvieron mucho que ver con Federico Puig Romero y su asesinato, producido el 22 de junio de 1866 en circunstancias que tanto el gobierno de Isabel II como el de Alfonso XII intentaron ocultar al público.

El primero de estos documentos, firmado por Isabel II, está fechado en el año 1862, coincidiendo con el quinto cumpleaños de su hijo el príncipe Alfonso, y va dirigido al duque de Bailén para que haga efectivo este nombramiento.

‹‹Con motivo y en celebridad del cumpleaños de mi augusto y querido hijo el príncipe de Asturias vengo en nombrar Gentilhombre de Cámara con ejercicio a Don Francisco Parreño y Lobato, Brigadier de Estado Mayor dispensándole el pago de los derechos de media anata. Lo tendrás entendido y lo comunicarás a quien corresponda. Dado en Palacio a veintiocho de noviembre de mil ochocientos sesenta y dos››.

Isabel II.

¿Qué era un Gentilhombre de Cámara con ejercicio? Si la mayoría de cargos palatinos, asignados a la nobleza, eran prácticamente inútiles y sus titulares apenas si tenían que realizar alguna función concreta dentro de la corte, el de Gentilhombre de Cámara con ejercicio no requería ningún servicio, y era un cargo honorífico que concedía S.M. de forma muy especial como una muestra de  su real aprecio. Francisco Parreño se había ganado esta especial confianza de la reina Isabel II. ¿Qué había hecho para ello?

Francisco Parreño Lobato desempeñó un papel fundamental, no solo en la ocultación de las circunstancias de la concepción del príncipe Alfonso en 1857, sino en las del asesinato de Federico Puig Romero, en 1866. En ambas ocasiones su situación era privilegiada y plenamente vinculada al general Narváez. Los detalles completos se hallan en mi libro de investigación Voces desde el más allá de la historia, que daría pie a que dos años más tarde publicara la novela histórica basada en esta investigación, Alfonso XII y la corona maldita, premiada en 2018.

  
El general Ramón María Narváez, vinculado a Francisco Parreño Lobato.


Sobre quién es Francisco Parreño Lobato, en el Archivo General Militar lo hallé entre los militares encuadrados en la categoría de Célebres. ¿Qué le dio tanta celebridad? Fue mi primera pregunta. Se puede hallar en internet información sobre su trayectoria, a la que yo añado la personal, resultado de mis investigaciones particulares y totalmente documentadas.

Francisco Parreño tenía un hermano llamado Manuel, militar como él. Manuel contrajo matrimonio con la hermana de Federico Puig Romero llamada Gertrudis, cuyo nacimiento encerraba secretos compartidos por Federico e Isabel II, ambos hermanos de Gertrudis Puig Romero. Que de esta unión entre Federico y la reina Isabel II naciera el futuro Alfonso XII era sin duda algo muy grave y necesario de ocultar, que se presentaba a Francisco Parreño Lobato como una gran oportunidad de colaboración en la trama que se ideó para lanzar los rumores de la paternidad del entonces príncipe Alfonso sobre otro, que ha pasado a la historia como el padre biológico de Alfonso XII: Enrique Puigmoltó y Mayans.

Federico Puig Romero (izquierda) y el rey Alfonso XII.

Si esta labor de Francisco Parreño fue tan apreciada por la reina, no lo fue menos su papel decisivo en la ocultación de las auténticas circunstancias del asesinato del hermano de su cuñada. Como se demuestra en mi libro de investigación, y se cuenta en la novela, Francisco Parreño obtuvo de la reina condecoraciones y ascensos, llegando incluso a ser nombrado subsecretario de guerra, cargo que le permitió falsear en el expediente de Federico Puig Romero el modo en que había ocurrido su asesinato, como fruto de una conspiración al margen de la sublevación en que se pretendió hacer creer se había producido. El cese de Francisco Parreño en la política coincidió con la marcha de Isabel II al exilio, retornando de nuevo a los altos cargos en el reinado de Alfonso XII, coincidiendo con la venida a España de la ex reina, cuando los consejos de Francisco Parreño fueron tan bien valorados como para concedérsele el cargo de consejero de estado hasta la enfermedad que le llevó a la su muerte, en 1882.

Para entonces quedaba poco de vida a Alfonso XII, víctima de la tuberculosis que se decía sufría el padre que le achacaba la rumorología desde el mismo entorno de la reina, Puigmoltó. Dicho personaje jamás padeció esta enfermedad, que sin embargo sí  padecieron los hermanos de Federico Puig Romero y gran parte de sus nietos. 

El 25 de noviembre de 1885 fallecía Alfonso, dejando de regente a su viuda, María Cristina, embarazada de no se sabía si un niño, como efectivamente lo fue. Pocos meses después de nacer el que sería Alfonso XIII, se produciría el asesinato del conde de Mirasol, el personaje a que hace referencia el otro documento citado al principio, con la firma de Alfonso XII y al que le dedicaré otra entrada de este blog.