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martes, 17 de julio de 2018

Lo que del Real Patrimonio se llevó...



El Patrimonio de la Corona lleva implícita su preservación, pasando de un monarca a otro sin que ninguno de ellos tenga derecho a alienar o vender alguna de sus partes. Esto sin embargo no se legisló hasta 1865. ¿Cuántos bienes del Estado fueron utilizados para enriquecimiento personal? Ejemplos claros de este uso indebido se hallan en la abuela del rey Alfonso XII, María Cristina de Borbón Dos Sicilias, última esposa de Fernando VII, que a la muerte de este se convirtió en regente de su hija Isabel II.

Fernando VII y María Cristina de Borbón Dos Sicilias.

Al parecer Fernando VII mandó hacer inventarios que nunca fueron hallados, no se sabe si porque no se hicieron o porque María Cristina los hizo desaparecer. De lo sí quedó constancia tras su precipitada partida al exilio en 1840 es del hallazgo de 700 estuches vacíos de joyas, e igualmente habían desaparecido gran cantidad de objetos y muebles de valor que fueron vendidos en Londres y París. Sobre la causa del exilio de María Cristina pesó su codicia casi más que su vida oculta, “casada” en secreto y ocultando sus múltiples embarazos “no reales” durante su etapa de regente.
Retratos de María Cristina de Borbón Dos Sicilias y su "esposo secreto" Fernando Muñoz.

Tal vez María Cristina quería asegurar el futuro de sus numerosos vástagos plebeyos acumulando todos los bienes que pudo sustraer. Y esto no se limitó a su etapa de regente, sino incluso después. En 1845 realizó una visita a España y acudió a Burgos en compañía de su hija la reina Isabel II. Allí se apropió de un retrato de Isabel la Católica realizado aproximadamente en 1496. Dicho retrato, que se mantenía expuesto en la Sociedad Artística y Cultural El Liceo, provisionalmente se colocó de adorno en las habitaciones destinadas al real hospedaje. Según refiere el historiador Ángel Salcedo Ruiz, terminaron regalándolo a María Cristina ante el desmedido interés que mostró por este. Los caprichos regios suelen ser órdenes, y el retrato terminaría en su palacio de París. 


Caricatura de Isabel II con la maleta rumbo al exilio.

En 1868 era su hija Isabel II la que se veía forzada a partir al exilio, y en el recuento que se hizo en el Ministerio de Hacienda un año después afirmaba indignado el ministro: Por lo menos han desaparecido de España 78 millones en valores que representaban las alhajas de la corona. Han desaparecido de España por dos personas cuyos nombres están en vuestra boca, por doña María Cristina de Borbón y por doña Isabel de Borbón.


Alfonso XII y su segunda esposa, María Cristina de Habsburgo.

Tras el exilio de Isabel II costó seis años reimplantar la dinastía Borbón en su hijo Alfonso XII, que intentó ser “algo nuevo” aunque su corta vida apenas dio de sí para diez años de reinado, durante el cual se reguló nuevamente la ley de protección del Patrimonio de la Corona de forma similar a 1865. Alfonso XII no dejó testamento y sería su viuda María Cristina de Habsburgo la que dispondría del inventario de palacio que transmitiría a su hijo Alfonso XIII, lo cual se mantuvo hasta 1931, cuando pasaría a ser Patrimonio de la República. A partir de 1940, con la dictadura franquista sería  Patrimonio Nacional. 


Alfonxo XIII y el entonces general Francisco Franco.

La ley franquista sobre Patrimonio Nacional se mantuvo vigente hasta 1982. Según la actual ley, queda establecido en la constitución que el Patrimonio Nacional es gestionado por el Estado y no por la Casa Real. Cabe preguntarse si sigue siendo procedente lo que esta ley establece sobre la vinculación del Patrimonio Nacional al uso y servicio del rey y de los miembros de la Real Familia.


El dictador Franco con el entonces príncipe Juan Carlos de Borbón.




lunes, 2 de julio de 2018

La historia vive aunque pretenda enterrarse





Recientemente he leído dos libros que nos acercan a una época oscura de nuestra historia. Se trata de las novelas El domador de lagartijas y Magdalenas sin azúcar, de los autores María Dolores García Pastor y Paco Arenas. Libros bien distintos, como sus autores, pero con el denominador común de rescatar del olvido lo acontecido a los vencidos de la guerra civil española que sufrieron las injusticias de un sistema con licencia para sumir en el miedo a la sociedad mediante una terrible represión.

Aunque mi libro de ensayo Voces desde el más allá de la historia tiene otra temática y se ubica en época distinta, me identifico con ambos autores en el empeño de dar a conocer lo que nuestros antepasados tuvieron que soportar en silencio aunque esto supusiera el despojo de la dignidad, por verse sometidos a un poder que puede jugar con la libertad e individualidad de las personas. Yo he tenido la suerte de poder documentar mi libro con exhaustiva investigación en archivos remontándome más de dos siglos. Resulta sin embargo paradójico que una época tan reciente de la que quedan aún supervivientes y testimonios directos no tenga apenas posibilidad de investigarse porque estos delitos cometidos por el sistema difícilmente se hacían constar en archivos. Pero quedan los testimonios y estos reclaman ser escuchados por alguien más que sus descendientes. Estas dos novelas han surgido de la  necesidad de cumplir con ese deber hacia los ancestros.

El domador de lagartijas
La lectura es muy fácil y una vez que empiezas no quieres parar hasta llegar al final. Es de esos libros que te dejan huella y generan emociones a flor de piel. Me ha hecho llorar, sufrir, emocionarme y trasladarme al mundo de sus protagonistas, destinados a una vida donde priva el miedo y la libertad no existe para quienes se hallan estigmatizados.

Con pinceladas que nos ubican en el marco histórico represivo de la posguerra española, la novela, de prosa ágil y llena de acción, nos traslada a las vivencias  de personajes cuya  ternura e inocencia da paso a la lucha por la supervivencia y la compañía del miedo en su día a día. La solidaridad, el amor, los ideales y los sueños de libertad van abriéndose camino entre los sucesos que se van hilando en una trama que atrapa de comienzo a fin.

María Dolores García Pastor y Paco Arenas en la presentación de El domador de lagartijas
en Librería Pinazo (4 de mayo 2018).


Este  testimonio de una época triste y gris de nuestra historia reciente y sin embargo silenciada, de lectura amena, concisa y clara, merece la oportunidad de llegar a muchos corazones. Gracias, María Dolores García Pastor, por haber llegado al mío.

La autora firmando mi ejemplar.

Enlace a libro en amazon


Magdalenas sin azúcar
Como escritora y amiga de Paco Arenas, estaba muy expectante por leer Magdalenas sin azúcar, una novela en la que él tenía puesta mucha ilusión, y más después de haber sido preseleccionada en un importante certamen literario que quizá con el tiempo se arrepienta de no haber concedido el premio a esta novela, agotada su primera edición en un tiempo récord,  recibiendo excelentes críticas dentro y fuera de España.

Presentación de Magdalenas sin azúcar en la Casa de la Cultura de Burjassot (18 mayo 2018).
Le acompañamos Antonio Andújar Castro y yo.

La lectura no pierde interés en ningún momento. La habilidad narrativa de Paco Arenas conecta con las emociones de los lectores, involucrados en el desarrollo de los conflictos que viven los personajes, manteniéndose  la tensión hasta el final. La novela ha sido prologada por el catedrático de Puerto Rico Jaime Flores, que da nombre a uno de los personajes, al igual que su pueblo, Juncos, al imaginario de Cuenca donde se desarrolla la principal parte de la acción.

Paco Arenas en la Feria del libro de Lliria (abril 2018).

La historia, que transcurre en el ambiente rural y abarca años de la posguerra, resulta desgarradora ante las extremadas situaciones de crueldad que se presentan, entremezclándose sentimientos de amor, venganza, ternura, ansia de libertad… Sin ser una novela histórica, retrata de forma descarnada una época a través de las vivencias de esos vencidos cuyo rastro en muchos casos es difícil recuperar, quedando apenas testimonios que no han querido borrar la memoria de sus ancestros. El autor deja que sea el lector quien descubra esas claves sutilmente entretejidas en la trama que dan respuesta al interrogante inicial: ¿Quién llevará flores a los muertos de Juncos si están bajo las aguas del pantano?

Con Paco Arenas en la Feria del libro de Alfafar (abril 2018).
  
En este ambiente de represión se debate el miedo, la ocultación, el dolor, el ansia de libertad y el amor. La autenticidad de los hechos en que se basa esta historia densa, llena de realismo y acción, infunde vida a estos personajes que luchan por poder elegir sin miedo, por vivir en paz. Espero, Paco, de corazón, que tus sueños se hagan realidad.