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lunes, 18 de diciembre de 2017

La implicación del general Prim en el asesinato del presunto padre de Alfonso XII

Federico Puig Romero y Juan Prim y Prats.

Se han escrito muchos libros dedicados al general Prim y otros tantos a la reina Isabel II, destronada en 1868 sin apenas esfuerzo con la revolución denominada La Gloriosa, en la que se aliaron los generales Prim y Serrano, aparentemente enfrentados en la sangrienta revolución iniciada en el cuartel de San Gil de Madrid el 22 de junio de 1866, liderada por el general Prim y reprimida por el general Serrano, encargado de la toma del cuartel de San Gil por los insurrectos, que iniciaron allí su revuelta a primeras horas de la madrugada.

Asalto del cuartel de San Gil el 22 de junio de 1866.

El gobierno de Isabel II falseó las circunstancias de cómo ocurrieron los hechos y concretamente, del asesinato del coronel de artillería Federico Puig Romero, del cual se quiso hacer creer que murió en medio de la sublevación, ocultándose que fue asaltado en su vivienda y atacado sin posibilidad de defenderse. El gobierno tenía razones muy poderosas para proteger a los autores intelectuales de esta conspiración, lo cual lleva a Isabel II a ofrecer todo tipo de concesiones a la esposa e hijos del coronel Puig, testigos de cómo ocurrió realmente el asesinato. Los documentos se alteraron desde el primer momento, y en esto sin duda está la participación del general Serrano cuando asalta y toma el cuartel de San Gil.

General Francisco Serrano y Domínguez.

Existía un negro pasado que vinculaba a los padres de Federico Puig Romero con Fernando VII, padre de la reina Isabel II, al cual le preocupó en exceso contentar a Federico y sus hermanos cuando algo de ese pasado podía salir a la luz. Años después se darían las circunstancias de la presunta paternidad secreta de Federico sobre el heredero de Isabel II, el príncipe Alfonso (nacido en 1857), que siempre quedó encubierta por la de otro oficial, Enrique Puigmoltó y Mayans. Pero algo ocurre en 1863 que remueve todo este pasado. A partir de aquí el general Prim intenta presionar a la reina para ser llamado al gobierno, sin resultados, llegando finalmente a utilizar la revolución para poner en jaque a la reina.

Isabel II y su heredero el príncipe Alfonso.

El 22 de junio de 1866 el gobierno, conocedor de los planes revolucionarios,  juega con ventaja cuando estos se alteran con el asesinato sorpresivo del coronel Puig antes de la hora pactada para el inicio de la revuelta. Ocultas las circunstancias, falseados los documentos y silenciando testigos, se expanden rumores falsos de prensa sin dar nunca una versión oficial. Se realizan fusilamientos masivos de soldados y sargentos, siendo los últimos el 7 de julio, cuando se fusila al asesino del coronel Federico Puig, sin especificarse nombres y sin haberse esclarecido siquiera el lugar de los hechos ni los autores. Entre estos sargentos fusilados por tal motivo algunos están estrechamente ligados al general Prim, que posteriormente premia a sus respectivas familias. El silencio estaba garantizado.

¿Qué parte tomó el general Prim en este asesinato? ¿Y el general Serrano? ¿Cuál Isabel II? ¿Cuál el resto de borbones? ¿Tenía algo que ver en ello la paternidad del príncipe Alfonso? ¿Qué información poseían Federico y sus hermanos tan importante de ocultar para Fernando VII?  ¿Cuánto de esto sabía el general O'Donnell? ¿Cuánta gente del poder participó en el encubrimiento del asesinato de Federico Puig Romero? ¿Existe una relación entre el asesinato de Federico Puig Romero y el atentado contra el general Prim en 1870?

Las claves se hallan en Voces desde el más allá de la historia. Puedes descargar los primeros capítulos en este blog.

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