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domingo, 11 de febrero de 2018

Lo que se ha ocultado sobre el detonante de la primera república española



Un día como hoy en el año 1873 se proclamaba la primera república en España. Esta ruptura histórica marcaba un antes y un después de la monarquía española, que desde 1700 ostentaran los borbones hasta que en 1868 la reina Isabel II partiera al exilio huyendo de las furias populares que la despedían con el lema los borbones, jamás, jamás… Sin embargo, no fue entonces cuando se proclamó la república, y en su lugar se instaló una regencia en espera de rey liderada por los generales Prim y Serrano. El monarca elegido por el general Prim fue el italiano Amadeo de Saboya I, apodado por muchos el macarrónico, que estrena su reinado en compañía del cadáver del general Prim, víctima de un atentado el 27 de diciembre de 1870, cuando acudía a recibir a su rey electo sin apenas consenso.

Amadeo I velando el cadáver del general Prim.

Los borbones conspiraban desde el exilio para restaurar su dinastía con el hijo de Isabel II, Alfonso XII, al cual se intentaba desligar de la figura materna tan vilipendiada por el pueblo, cuyo rechazo hacia la ex soberana queda reflejado en la letanía anónima que se le dedica, describiéndola como Mujer infiel, Casa de inmundicia, Arca de descrédito, Refugio del vicio, Consuelo de la lujuria... Los alfonsinos iban ganando terreno ante la elección de Amadeo I y reunían adeptos para destronarlo. Y es cuando surge un gravísimo conflicto en el cuerpo de artillería que desemboca finalmente en la salida del rey Amadeo, el cual se ve obligado a firmar un decreto con el que no está de acuerdo e inmediatamente a ello abdica, dando con ello lugar a la proclamación de la primera república.

Isabel II de España.

El decreto era para disolver el cuerpo de artillería a causa de la dimisión masiva de todos sus oficiales. Y de esto no se habla apenas en los libros, o se corre un tupido velo. El conflicto no fue fortuito y se origina en noviembre de 1872 cuando el gobierno del entonces presidente Manuel Ruiz Zorrilla saca a la luz nuevamente los sucesos del 22 de junio de 1866, cuando se inicia una revolución para derrocar a la reina Isabel II. No se limitaba a un pronunciamiento, iniciado en el cuartel de San Gil de Madrid, sino a la participación del pueblo en una lucha que se mantuvo a lo largo del día en una jornada sangrienta que produjo no menos represiones de fusilamientos masivos en los días sucesivos.

Cuartel de San Gil el 22 de junio de 1866.
Fusilamientos masivos a cabos y soldados como represalia del gobierno por los sucesos del 22 de junio de 1866.

Varios oficiales de artillería mueren en esta sublevación, comenzada por un asesinato producido a manos de sicarios protegidos por el gobierno: el del coronel Federico Puig Romero, presunto padre de Alfonso XII, que al igual que sus padres, pagó demasiada cara su obligada cercanía a la corona con la consiguiente exigencia de cumplir los caprichos regios. Todo lo que hay detrás de este asesinato y la importancia que le confiere la dinastía Borbón hasta el punto de ocultar y deformar las auténticas circunstancias constituye un punto clave para la investigación de mi libro de ensayo Voces desde el más allá de la historia. Espero que los resultados sean determinantes para lograr con el tiempo una revisión histórica de estos hechos. Y que en la memoria quede ya la fecha de 11 de febrero asociada a la primera república y al 22 de junio de 1866. 



lunes, 8 de enero de 2018

El extraño encarcelamiento del general Serrano ordenado por Isabel II en 1866

Francisco Serrano y Domínguez, Isabel II y Federico Puig Romero.

Voces desde el más allá de la historia revela datos inéditos sobre hechos y personajes que en la historia de España han pasado desapercibidos a pesar de su relevancia. Y uno de ellos tiene que ver con la orden de arresto y encarcelamiento emitida por la reina Isabel II contra el general Serrano, firmada el 30 de diciembre de 1866, para que pase en esta situación al castillo de Santa Bárbara (Alicante). Resulta de lo más chocante este abrupto cambio de la reina respecto a uno de sus espadones, y más después de haberle concedido apenas unos meses antes la máxima distinción que otorga la corona española: el tosión de oro. La razón, su actuación el 22 de junio de 1866 en la sublevación del cuartel de San Gil de Madrid iniciada con el asesinato del coronel de artillería Federico Puig Romero en circunstancias encubiertas por el gobierno de Isabel II.

¿Qué ocurrió para que la reina tomara semejante determinación con Serrano? La orden fue dada inmediatamente a una reunión mantenida con dicho general, que el 22 de junio de 1866 había sido el encargado de tomar el cuartel de San Gil y acorralar a los sublevados. A su entrada al cuartel tuvo la oportunidad de conocer exactamente la ubicación de los cadáveres de oficiales de artillería muertos en la jornada, y tanto este dato como otros son falseados en el expediente de los acontecimientos. La implicación de la reina en ocultar las auténticas circunstancias del asesinato de Federico Puig Romero parece que tuvo como cómplice al general Serrano, quien conocía muy de cerca al coronel Puig, tanto para llamarle hermano, según refiere José María Pereda aludiendo a un discurso pronunciado por el general en 1867 hablando de estos acontecimientos. Por entonces Serrano ya había quedado libre de esta breve prisión a la que acudió acompañado por Eduardo Gasset y Artime, que ese mismo año fundaba el diario El Imparcial.

Sala Larga del Castillo de Santa Bárbara, con escudos de armas de familias alicantinas. En la foto señalo el de la familia Puigmoltó.


Resulta de los más llamativo que se le permitiera acudir a su prisión acompañado de un periodista. ¿Qué ases tenía en la manga el general Serrano que sin embargo no le funcionaron con Isabel II?  Pocos meses tardaría en aliarse con el general Prim en la revolución de septiembre de 1868, algo irónico teniendo en cuenta que había defendido a la reina contra la revolución de 1866 liderada por el general Prim.

¿De dónde venía el nexo del general Serrano con el coronel de artillería Puig para que le llamase hermano? El general Serrano había sido director del cuerpo de artillería a partir de 1854(1) y en octubre de 1858 le fue encargado tomar las medidas necesarias para que desaparecieran las prevenciones de la opinión pública contra el colegio de artillería. Semejante desprestigio de dicho establecimiento coincidió con la etapa de expansión del rumor sobre los amoríos de la reina con el capitán de ingenieros Enrique Puigmoltó que probablemente sirvió de tapadera para la del comandante Puig (Federico) en la época inmediatamente anterior a la concepción del príncipe Alfonso(2) en que se intentó borrar todo rastro de su nexo al colegio de artillería en su expediente.

De hacerse pública la posible paternidad de Federico sobre el príncipe Alfonso podría destaparse un pasado muy turbio de la familia de Federico junto al padre de la reina, Fernando VII. Y a juzgar por el cambio radical del absoluto hacia Federico y sus hermanos, la información que poseían era muy grave.

¿Cuánto conocía de esto Serrano y cuál fue su participación en el asesinato de Federico y su encubrimiento?  Las claves son expuestas en  Voces desde el más allá de la historia, un libro que abre las puertas a los investigadores que quieran adentrarse en los entresijos de estos acontecimientos y sus implicaciones políticas.



(1)Francisco Serrano y Domínguez fue director general de artillería durante los períodos comprendidos entre el 1 de agosto de 1854 a y el 4 de junio de 1856 y entre 1 de julio de 1858 y 26 de octubre de 1859.
(2)La concepción del príncipe Alfonso fue aproximadamente a comienzos de 1857, dado que nació en noviembre de este año.

lunes, 18 de diciembre de 2017

La implicación del general Prim en el asesinato del presunto padre de Alfonso XII

Federico Puig Romero y Juan Prim y Prats.

Se han escrito muchos libros dedicados al general Prim y otros tantos a la reina Isabel II, destronada en 1868 sin apenas esfuerzo con la revolución denominada La Gloriosa, en la que se aliaron los generales Prim y Serrano, aparentemente enfrentados en la sangrienta revolución iniciada en el cuartel de San Gil de Madrid el 22 de junio de 1866, liderada por el general Prim y reprimida por el general Serrano, encargado de la toma del cuartel de San Gil por los insurrectos, que iniciaron allí su revuelta a primeras horas de la madrugada.

Asalto del cuartel de San Gil el 22 de junio de 1866.

El gobierno de Isabel II falseó las circunstancias de cómo ocurrieron los hechos y concretamente, del asesinato del coronel de artillería Federico Puig Romero, del cual se quiso hacer creer que murió en medio de la sublevación, ocultándose que fue asaltado en su vivienda y atacado sin posibilidad de defenderse. El gobierno tenía razones muy poderosas para proteger a los autores intelectuales de esta conspiración, lo cual lleva a Isabel II a ofrecer todo tipo de concesiones a la esposa e hijos del coronel Puig, testigos de cómo ocurrió realmente el asesinato. Los documentos se alteraron desde el primer momento, y en esto sin duda está la participación del general Serrano cuando asalta y toma el cuartel de San Gil.

General Francisco Serrano y Domínguez.

Existía un negro pasado que vinculaba a los padres de Federico Puig Romero con Fernando VII, padre de la reina Isabel II, al cual le preocupó en exceso contentar a Federico y sus hermanos cuando algo de ese pasado podía salir a la luz. Años después se darían las circunstancias de la presunta paternidad secreta de Federico sobre el heredero de Isabel II, el príncipe Alfonso (nacido en 1857), que siempre quedó encubierta por la de otro oficial, Enrique Puigmoltó y Mayans. Pero algo ocurre en 1863 que remueve todo este pasado. A partir de aquí el general Prim intenta presionar a la reina para ser llamado al gobierno, sin resultados, llegando finalmente a utilizar la revolución para poner en jaque a la reina.

Isabel II y su heredero el príncipe Alfonso.

El 22 de junio de 1866 el gobierno, conocedor de los planes revolucionarios,  juega con ventaja cuando estos se alteran con el asesinato sorpresivo del coronel Puig antes de la hora pactada para el inicio de la revuelta. Ocultas las circunstancias, falseados los documentos y silenciando testigos, se expanden rumores falsos de prensa sin dar nunca una versión oficial. Se realizan fusilamientos masivos de soldados y sargentos, siendo los últimos el 7 de julio, cuando se fusila al asesino del coronel Federico Puig, sin especificarse nombres y sin haberse esclarecido siquiera el lugar de los hechos ni los autores. Entre estos sargentos fusilados por tal motivo algunos están estrechamente ligados al general Prim, que posteriormente premia a sus respectivas familias. El silencio estaba garantizado.

¿Qué parte tomó el general Prim en este asesinato? ¿Y el general Serrano? ¿Cuál Isabel II? ¿Cuál el resto de borbones? ¿Tenía algo que ver en ello la paternidad del príncipe Alfonso? ¿Qué información poseían Federico y sus hermanos tan importante de ocultar para Fernando VII?  ¿Cuánto de esto sabía el general O'Donnell? ¿Cuánta gente del poder participó en el encubrimiento del asesinato de Federico Puig Romero? ¿Existe una relación entre el asesinato de Federico Puig Romero y el atentado contra el general Prim en 1870?

Las claves se hallan en Voces desde el más allá de la historia. Puedes descargar los primeros capítulos en este blog.

martes, 21 de noviembre de 2017

Lo que el estado intentó ocultar


Los años de trabajo de investigación dedicados a Voces desde el más allá de la historia dieron su fruto en el libro publicado con este título por Incipit Editores en 2015. Reescribir la historia no es fácil, por no decir imposible, sobretodo cuando se descubre el gran empeño del poder en contar determinados episodios de una manera distinta a la que demuestran los hechos descubiertos en mis hallazgos.

¿Por qué dudar de un historiador? Es la única razón por la cual se puede plantear consultar las fuentes citadas en la versión de un asesinato que se detalla excesivamente para un personaje que nadie conoce. Sin embargo, en 1866 ocultar cómo ocurrió el asesinato de Federico Puig Romero producido el 22 de junio dio demasiados quebraderos de cabeza al gobierno de Isabel II.






Federico Puig Romero y Alfonso XII.


Federico Puig Romero era un coronel de artillería al mando del 5º regimiento a pie alojado en el cuartel de San Gil de Madrid, ubicado en la actual Plaza de España. Allí se inició un movimiento revolucionario liderado por el general Prim que fracasa en su inicio, con múltiples contradicciones sobre lo ocurrido en el interior del cuartel. Varios oficiales de artillería murieron, pero solamente una de estas muertes fue considerada asesinato: la de Federico Puig Romero, cuya posible paternidad del entonces príncipe Alfonso tiene probado fundamento en contra de la divulgada por el entorno de la reina Isabel II acerca de que esta correspondiera al oficial de ingenieros Enrique Puigmoltó y Mayans.

Isabel II.

La cuestión es que en este asesinato hubieron testigos: la propia familia de Federico Puig Romero, a la que Isabel II hizo concesiones extraordinarias, manteniéndose silencio sobre lo ocurrido. Pero estos hechos tendrían consecuencias muy graves años después, cuando salen a luz nuevamente en 1872, llegando a generar un conflicto que derivó en la abdicación del rey Amadeo I y la proclamación de la primera república.

General Ramón María Narváez, fallecido en 1868.

Alfonso XII retornaría el trono a los borbones en 1875. Al año siguiente se publica un libro de historia con una versión pormenorizada de la muerte de Federico Puig Romero falseando las fuentes citadas. Nunca me hubiera sido posible descubrirlo de no tener una fuente familiar que me había transmitido las circunstancias de ese asesinato, en nada coincidente a la versión del historiador. La discrepancia me hizo dudar de la versión familiar y queriendo averiguar más me encontré con la sorpresa de que lo falso era lo que se contaba en aquel libro, patrocinado por la Restauración y firmado por el historiador Antonio Pirala. Aquella ignominiosa muerte quedaría sepultada en la memoria.

General Leopoldo O'Donnell, fallecido en 1867 y conocedor del pasado secreto de Federico Puig Romero.



El atentado contra el general Prim en 1870 daría pie a infinidad de especulaciones sobre la autoría intelectual, aunque quedaran claros los hechos. En el caso de Federico Puig Romero, los hechos ocurridos en 1866 nunca quedaron esclarecidos y sin embargo se cerró el caso en unos días, borrándose el rastro de lo ocurrido. ¿Por qué era tan importante para el estado que no se supiera la verdad sobre este asesinato? ¿A quién se intentaba encubrir? 

General Juan Prim y Prats.

l
General Francisco Serrano, primer amante conocido
de Isabel II e involucrado en el atentado a Prim.













¿A quién benefició esta muerte o a quién podía perjudicar que siguiera vivo? ¿Tomó parte en este asesinato el general Prim? ¿Qué papel desempeñaron en todos estos hechos los generales Serrano, O’Donnell y Narváez? 



La parte que toma Isabel II es incuestionable. Y el pasado oculto ligado a ello da una pista. Las claves para resolverlo se hallan en Voces desde el más allá de la historia.




lunes, 4 de septiembre de 2017

Entierro secreto de la presunta abuela de Alfonso XII costeado por Fernando VII


El 1 de septiembre de 1824 concedía el rey Fernando VII al testamentario de Gertrudis Romero 3000 reales vellón para los gastos de su entierro en la madrileña parroquia de San Sebastián, donde habían sido bautizados los tres hijos que ella había dado a luz desde que en 1816 Fernando VII decidiera llevarla a palacio embarazada con su marido ausente que dejó de ser un estorbo cuando murió en 1815 en extrañas circunstancias, falsificándose su defunción original. Una de estas hijas, Fernanda, había sido apadrinada en 1822 por el mismo Fernando VII y su esposa, la reina Josefa Amalia.

Fernando VII y Josefa Amalia de Sajonia.

Sujeta a los designios del déspota Fernando VII y con siete hijos a su cargo de su primer matrimonio, Gertrudis no había tenido otra opción que convertirse en el juguete del monarca hasta que este se cansó de jugar. En enero de 1824 era despedida de palacio y despojada de sus derechos, aunque de su dignidad ya lo había sido desde que se cruzara el monarca con su familia. Sus continuas “importunaciones” en palacio con ruegos para intentar salvar a sus hijos de la miseria en que el absoluto los había sumido se agotaron a la par que aumentaba su decaimiento físico de causa desconocida hasta abandonarles el último día de agosto. La causa auténtica de su muerte se disfrazó en su defunción, realizada mediante oficio funeral secreto, costeado por Fernando VII.



Isabel II.

Los secretos que pretendía enterrar Fernando VII emergerían tres años después, obligando al absoluto a cambiar abruptamente de actitud hacia esta familia, recurriendo para ayudarles incluso a falsear la fecha de nacimiento de Federico Puig Romero, de la que mañana se cumplirán 205 años. No imaginaba Fernando VII que su futura hija Isabel II emularía el ejemplo paterno convirtiendo a Federico en su juguete, en el padre del futuro Alfonso XII y en el blanco de unos asesinos a sueldo encubiertos por ella y su gobierno. Federico seguía el sino de sus desdichados padres, sin derecho a muerte de causa natural. La de Federico, el 22 de junio de 1866, seguiría dando que hablar años después; la necesidad de ocultarla implica directamente a la dinastía Borbón.  

Federico Puig Romero. Retrato del Museo del Ejército.

martes, 13 de junio de 2017

El asesinato del presunto padre de Alfonso XII no formaba parte de los planes revolucionarios



A mediados de junio de 1866 los planes revolucionarios con el objetivo de derrocar a Isabel II ya estaban en marcha y se tenía previsto iniciar una sublevación militar en el cuartel de San Gil de Madrid, actualmente Plaza España, a unos cinco minutos del Palacio Real donde Isabel II estaba ya al tanto de lo que se estaba fraguando. El gobierno, liderado entonces por el general O’Donnell, sabía lo que se avecinaba y tomó sus posiciones.

Cuartel de San Gil en Madrid, muy cerca del Palacio Real.

Los sargentos de artillería del cuartel de San Gil deberían sorprender a sus jefes y oficiales desarmándoles y apresándoles. Las voluntades de los sargentos fueron compradas de acuerdo a los planes del general Prim, cuyo brazo ejecutor sería el capitán de artillería Baltasar Hidalgo de Quintana. Una vez logrado esto, los sargentos y soldados sacarían la artillería a la calle para armar a los civiles que se unirían a la lucha por la libertad. El pueblo participaba, y esto no era uno de los tantos pronunciamientos militares de aquel tiempo. Se habían aglutinado fuerzas ideológicas de distinta índole en el objetivo común de derrocar a Isabel II.

El general Prim, director del plan revolucionario del 22 de junio de 1866.

El 14 de junio de 1866, Baltasar Hidalgo de Quintana, tras negarse a un impago adeudado al cuerpo de artillería, solicita la licencia absoluta. En la fecha acordada para la sublevación, 22 de junio, Hidalgo no tenía aún su licencia absoluta y de ahí que los oficiales de artillería nunca perdonaran lo que consideraron una traición, porque atentar contra sus compañeros era faltar a sus compromisos de honor y corporativismo  que legendariamente habían caracterizado al cuerpo de artillería.

No ocurrió nada como se había planeado, porque el asesinato del coronel Puig en su vivienda y al margen de los planes revolucionarios se produjo al menos una hora antes de la hora acordada, a las cinco, con el toque de diana. Aquella conspiración de que fue objeto, sin posibilidad de defenderse y siendo testigos su esposa y dos hijos de trece y diez años, había permitido al gobierno de Isabel II dar al traste con la revolución, que ya sin el factor sorpresa esperado, sino al contrario, sorprendidos por este brutal asesinato, sumió al cuartel en un escenario de sangre y horror donde fueron víctimas mortales no solo otros oficiales, sino muchos soldados que murieron solo por obedecer órdenes. Se vieron atrapados en la ratonera en que se convirtió el cuartel de San Gil, sabiendo que si sobrevivían serían fusilados.

Recreación de lo ocurrido en el cuarto de banderas del cuartel de San Gil,
 donde se quiso hacer creer fue muerto el coronel Puig.

La familia del coronel Puig no pudo decir la realidad de lo que habían vivido. La reina Isabel II se entrevistó personalmente con ellos ofreciéndoles concesiones extraordinarias y pidiendo la garantía de silencio sobre cómo había ocurrido este asesinato, que se divulgaría al público como una acción de guerra heroica del coronel Puig intentando contener la sublevación, cuando lo único que pudo llegar a hacer es abrir la puerta de su vivienda confiado en sus subordinados, algunos de los cuales tenían mucho que agradecerle.

Lucha a muerte de los revolucionarios atrapados en el cuartel debido a la alteración inicial del plan.

La historia se contaría como convenía a Isabel II. Quedaría en silencio todo lo que podría hacerse público y la perjudicara en relación a Federico Puig y el pasado tenebroso que ligó a la familia de este con el padre de la reina, Fernando VII. Quienes conspiraron contra Federico Puig Romero contaban de antemano con la protección de la reina Isabel II a los que participaron en esta terrible matanza. Los revolucionarios inocentes que buscaban libertad y luchaban abanderados por el general Prim, que no llegó a aparecer aquel día, desconocían este plan paralelo. El resultado: oleadas de fusilamientos en los días sucesivos. El plan había fracasado, el gobierno lo había controlado, pero aquella jornada sangrienta pesaría a la dinastía Borbón mucho más de lo que imaginaba.

Fusilamientos masivos por el gobierno de Isabel II.

lunes, 8 de mayo de 2017

Presentación en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Valencia



El 4 de mayo pasado fue un día muy especial en el recorrido de Voces desde el más allá de la historia. Ha transcurrido mucho desde su gestación, cuando no tenía más que una historia con apenas unos cuantos detalles del asesinato de mi tatarabuelo Federico Puig Romero el 22 de junio de 1866 en el cuartel de San Gil, hasta llegar a este día tras un largo proceso de investigación intentando lograr reconstruir cómo ocurrieron en realidad hechos fraudulentos que fueron aceptados como ciertos en la historia. En ese proceso realicé un sinfín de búsquedas bibliográficas entre las cuales se hallaban libros de Isabel Burdiel sobre Isabel II, reina ligada a este pasado tenebroso de muertes silenciadas vinculadas a la dinastía Borbón.

Por entonces veía a la catedrática Isabel Burdiel como la máxima autoridad sobre esta reina y me preguntaba qué diría si supiera de esta historia en la que yo escarbaba, si descubriera toda la información oculta que yo estaba destapando. Pero la consideré inaccesible y ni me planteé entrevistarme con ella. Hasta diciembre de 2016, un año después de haber publicado este libro que iba abriéndose paso a pesar de la dificultad de no contar con los grandes medios de comunicación aunque sí el apoyo de los republicanos e independientes.

La catedrática Isabel Burdiel en su despacho.

Apenas podía creer que me recibía en su despacho y además condescendería a leer detenidamente mi libro a pesar de su apretada agenda. Al mes nos enviaba un correo al Vicedecano Miguel Requena y a mí dando carta blanca a la presentación, aunque ella no me acompañaría como dicta el protocolo, sino otro profesor lo haría en su lugar, resultando finalmente ser el Vicedecano Miguel Requena, quien desde el primer momento mostró interés por la evolución de esta solicitud. Intervino además como ponente mi amigo el escritor Paco Arenas, y otro amigo, el escritor Antonio Andújar Castro, dio lectura a algunos fragmentos del libro, realzando el acto.

Con el Vicedecano de Cultura y Promoción Estudiantil Miguel Requena Jiménez.

Pensaba que Miguel Requena se limitaría a presentarme, pero me sorprendió muy gratamente cuando dijo que le había gustado mucho el libro y además le había resultado muy entretenida su lectura, pese al rigor de las investigaciones. Le pareció muy original que contara hechos históricos a través de los acontecimientos sucedidos a una familia, y halagó mi trabajo de investigación diciendo que si quería estudiar la carrera de Historia con este libro ya tenía adelantada la tesis doctoral. En su reportaje resume así Paco Arenas las palabras del Vicedecano Miguel Requena: Sus palabras fueron de reconocimiento a la labor llevada a cabo por María Nieves Michavila Gómez, autora de Voces desde el más allá de la historia, calificando el libro y el trabajo de excelente y digno de tener en cuenta en sucesivas investigaciones sobre nuestra historia, que además de riguroso, resultaba muy ameno y recomendable. Felicitando a la autora por el tesón demostrado y calidad del trabajo realizado.


Con el escritor Paco Arenas.

Me emocionó mucho escuchar todo esto antes de la intervención de Paco Arenas, que estuvo brillante, consiguiendo dar lucimiento a mi libro y a él mismo, tanto por su acertada exposición como por su forma de expresarse tan cálida y contundente a la vez. Llegó mi intervención, calmados ya los nervios al sentirme tan arropada y segura de lo que intento transmitir sobre el interés e impacto de este libro a cuantos lo desconocen. La presencia de Antonio Andújar en las lecturas intercaladas aportó mucho al evento.

Lectura del escritor Antonio Andújar Castro.

Será un día que no olvidaré. Muchas gracias Miguel Requena, Paco Arenas, Antonio Andújar Castro y todos los asistentes que quisieron acompañarme.


martes, 2 de mayo de 2017

Firmando libros a tres días de la presentación en la Facultat de Geografia i Historia de Valencia

Con Paco Arenas en la caseta de Pinzón Libros de la Fira del llibre de Valencia, donde estuve firmando libros.

La presentación de Voces desde el más allá de la historia en la Facultat de Geografia i Historia ha tenido una larga gestación desde los trámites iniciales en noviembre de 2016. El 30 de septiembre había presentado el libro en mi pueblo natal, Sagunto, en un lugar emblemático: la biblioteca Cronista Chabret, antiguamente propiedad de Isabel Romaguera Ferrer, al igual que los dos pisos siguientes, donde ella residía y acudieron antes de nacer yo mi madre y abuela, obteniendo de esta pariente la primera noticia de la paternidad de Alfonso XII correspondiente a Federico Puig Romero. Mi abuela, octogenaria cuando escuchó este insólito testimonio, no había cesado de repetir en casa las terribles circunstancias del asesinato atestiguado por la esposa e hijos del coronel Federico Puig en el cuartel de San Gil de Madrid en 1866. Conocía detalles muy valiosos sobre cómo  había muerto su abuelo, así como de la protección ofrecida a la familia por Isabel II.




En la plaza de Cronista Chabret de Sagunto, frente a la biblioteca donde presenté el libro el 30 de septiembre de 2016.


Isabel II, madre de Alfonso XII, es un personaje muy conocido por la catedrática Isabel Burdiel, autora de una biografía de dicha reina que en 2011 le valió el Premio Nacional de Investigación de Historia otorgado por Editorial Taurus. Cuando me dirigí a la Facultat de Geografia i Historia no imaginaba que sería ella quien se encargaría de evaluar mi libro, novedoso por sus aportaciones a lo publicado sobre esta reina tan estudiada por Isabel Burdiel. En esa primera y única entrevista mantenida con la catedrática en diciembre le dejé mi libro sintiendo el miedo propio del alumno que espera el resultado de su examen. De ella dependía que Voces desde el más allá de la historia fuera presentado en la Universidad de Valencia, lo que supone un reconocimiento a mi trabajo de investigación y la satisfacción de haber aportado mi contribución a la historia.




Ha costado pero ha llegado. El próximo 4 de mayo a las 19:00 en el Salón de Grados me acompañará en representación de Isabel Burdiel el Vicedecano de Cultura y Promoción Estudiantil Miguel Requena. Y por supuesto contaré con la inestimable compañía de Paco Arenas como ponente. Será apenas tres días después de la última jornada en la Fira del llibre de Valencia, donde he estado firmando ejemplares el 27 de abril y el 1 de mayo en Pinzón Libros, una librería que recomiendo. Ya en la recta final, todo está a punto para el 4 de mayo en el Salón de Grados. No será una presentación más del libro, será la presentación más esperada.

miércoles, 19 de abril de 2017

Entrevista de Ginés Vera (17-4-2017)



Ya estamos más cerca del 4 de mayo, cuando se presentará Voces desde el más allá de la historia en la Facultat de Geografía i Historia, evento muy importante para este libro, pues implica su reconocimiento y aprobación por expertos, en mi caso de la catedrática Isabel Burdiel. Hace dos días he tenido la gran oportunidad de ser entrevistada por Ginés Vera para las publicaciones La maleta de los libros y La Gonzo Magazine, superándose las expectativas iniciales y haciéndose eco de la entrevista la prestigiosa revista cultural Los ojos de Hipatia.



Ginés Vera es escritor y colaborador habitual en diversos medios, con una importante trayectoria e incesante actividad en el mundo literario. Me ha hecho una entrevista en profundidad sobre Voces desde el más allá de la historia con gran habilidad en la elección de las preguntas, abordando puntos del libro esenciales que permiten acercar a los lectores a conocer los hechos que saco a la luz, inéditos y de interés público, titular elegido por Los ojos de Hipatia.


He hablado de cómo se gestó el libro y su proceso inicial, de por qué elegí publicar primero un ensayo de divulgación, expresando además mi intención de publicar la versión novela histórica en la que estoy trabajando y tengo bastante avanzada, de las implicaciones de Fernando VII, Isabel II y su hijo Alfonso XII con el asesinato de Federico Puig Romero y la conexión de ello a la primera república, así como la ocultación de dicho asesinato incluso durante la dictadura franquista. 


Se citó además a Enrique Puigmoltó, el atribuido padre de Alfonso XII que sirvió de cortina de humo para encubrir la presunta paternidad de Federico. Y por último, la pregunta obligada sobre si he recibido noticias de la Casa Real. Es la primera vez que hago revelaciones sobre ello.



Podéis leer la entrevista en  estas publicaciones:

sábado, 8 de abril de 2017

113 aniversario de muerte de Isabel II





Isabel II Anciana.



Mañana se cumple el 113 aniversario de muerte de la que fuera Isabel II de España,  inmortalizada por Pérez Galdós como la de los tristes destinos. Moría el 9 de abril de 1904 a la edad de 73 años. Aunque las comparaciones sean odiosas, su tocaya, Isabel II del Reino Unido, cumplirá dentro de unos días 91 años sin cesar en su cargo de reina, ostentado desde 1953. Isabel II de España murió en París, donde se hallaba exiliada 35 años desde su salida forzosa de España en 1868. Rescatada del olvido por motivo de su fallecimiento con reseñas sobre su trayectoria, resultaba inevitable sacar a la luz ciertos hechos inconvenientes para la monarquía española.

Como afirma Isabel Burdiel(1) el rey Alfonso XIII no fue a recoger el cadáver de su abuela la ex reina Isabel II, ni  tan siquiera la visitó pocos meses antes de su muerte cuando le venía de paso en su viaje a Viena. Cien años después, en 2004, la Casa Real mantenía distancia respecto a la conmemoración habitual en estos casos, y la exposición organizada la dejó al margen, en penumbra, hablándose únicamente de su reinado. Juan Carlos I había sido impuesto por el dictador Franco, que en su campaña contra don Juan de Borbón, echó mano de los trapos sucios de Isabel II, tomando sin embargo como a su pupilo Juan Carlos, hijo de don Juan, como un fiel heredero del régimen franquista con título monárquico. Fue en esta etapa cuando un hombre fuerte del régimen falseó nuevamente el asesinato de Federico Puig Romero, rememorándose las falsedades divulgadas durante el reinado de Isabel II y el de su hijo Alfonso XII.


                    Juan Carlos Borbón y el dictador Franco.


La restauración de los Borbón en 1975 con Juan Carlos I tras haber partido al exilio su abuelo Alfonso XIII, se producía impuesta por un militar, como sucedió en 1874 con Alfonso XII tras haber partido al exilio su madre Isabel II agotada la resistencia de su trono tras el golpe certero recibido con el movimiento revolucionario del 22 de junio de 1866, una de las jornadas más sangrientas de la historia de España y, sin embargo, la más silenciada. La represión y oleadas de fusilamientos no bastaron para sostener su corona. La conspiración y asesinato de que fue objeto Federico Puig Romero, vinculado al pasado más oscuro de ella y su dinastía, tampoco fue suficiente para que la corona resistiera. De nada valieron los testigos falsos, la cortina de humo en prensa acerca del asesinato, las extraordinarias concesiones a la viuda y huérfanos que presenciaron el terrible asesinato que el gobierno de Isabel II disfrazó como producto de la sublevación.

Cuartel de San Gil (Madrid) en 1866.


El peso de aquellos crímenes se volvería como un bumerán contra la dinastía Borbón en noviembre de 1872, cuando fueron tema de debate nacional las muertes de los oficiales de artillería dentro del cuartel de San Gil, derivando este grave conflicto en la primera república española el 11 de febrero de 1873. La segunda vendría en 1931 de modo democrático pero rota por la sublevación militar que daría pie a la guerra civil vencida por Franco, dictador durante 36 años. Isabel II y Federico Puig Romero debían seguir manteniéndose en la sombra.


(1)Catedrática que recientemente ha aprobado Voces desde el más allá de la historia para ser presentado en la Falcultat de Geografia i Historia. Su biografía sobre Isabel II publicada en 2011 obtuvo el Premio Nacional de Investigación de Ediciones Taurus.