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jueves, 24 de marzo de 2016

La primavera negra que trajo Fernando VII en 1814



Fernando VII (Francisco de Goya)

El 24 de marzo de 1814 retornaba a España Fernando VII, el Deseado, aclamado por el engañado pueblo que le recibía tan ansiosamente como a la recién entrada primavera. No habían sido en vano las falsas propagandas de imagen para el monarca traidor a su padre, al que destronó mediante artimañas y conspiraciones, llegando incluso a intentar envenenar a su madre. También fue traidor a su patria, que había luchado esforzadamente contra la invasión francesa mientras su rey alababa las victorias de Napoleón y buscaba el modo de emparentar con él mediante un matrimonio ventajoso. Todo esto lo ignoraba su pueblo, que se levantó el 2 de mayo de 1808 contra los franceses por defender a su soberano creyéndole una víctima. El regreso de su “cautiverio” marcaba el fin del largo invierno de lucha. Pero aquella primavera supuso el fin de la libertad y el inicio de la más cruel y despótica represión.







Carlos IV (Francisco de Goya)


El 12 de marzo de 1815 se crea el ministerio de seguridad pública que mantenía a toda la población, más que controlada, aterrorizada. Para dar un ejemplo, los mesoneros cada noche estaban obligados a informar quien pernoctaba. Ningún vecino podía alojar a nadie en su casa sin avisar al alcalde. No podía entrar ni salir nadie de Madrid sin indicar por escrito el detalle de su origen y destino. Todos los movimientos estaban controlados y quien era acusado dependía en última instancia de la decisión soberana, que podía jugar con los destinos de todos. 

Pero estas medidas represoras no  eran suficientes si llegaban noticias de lo que ocurría en Francia, donde desde 20 de marzo Napoleón ha tomado el Palacio de Tullerías sustituyendo los emblemas reales por la bandera tricolor y el águila imperial. El 27 de mayo de 1815 se ponen de nuevo en vigencia dos reales cédulas promulgadas por el destronado padre de Fernando, al considerarse que se dan circunstancias similares a aquella época en que producida la revolución francesa, Carlos IV temía que cundiera el ejemplo en España de las acciones del pueblo francés contra la familia real.




Napoleón a su regreso de Elba en 1815


Ante los avances de la revolución, el 21 de junio de 1791 la familia real francesa había intentado fugarse al extranjero pero son sorprendidos, proponiéndose entonces la república. Se les perdona creyendo la falsedad de que se trataba de una captura (como sucedió luego con Fernando VII), pero a cambio Luis XVI se ve obligado a aprobar una monarquía parlamentaria el 3 de septiembre.  De ahí la real cédula de 10 de septiembre en que Carlos IV decreta que debía notificarse inmediatamente la llegada de cualquier panfleto subversivo que pudiera servir de ejemplo a los españoles respecto a los franceses. El 13 de agosto de 1792 es encarcelada la familia real francesa y a consecuencia el 22 de agosto se firma en España la real cédula alertando sobre el exhaustivo control en aduanas ante la llegada de cualquier libro que tratase de revoluciones y la nueva constitución francesa. Igualmente debería ser confiscado cualquier objeto alusivo (abanico, cinta…) 




Captura de Luis XVI y su familia al intentar huir de Francia el 21 de junio de 1791

Acorralando al pueblo español y aislándole del resto, Fernando VII mantenía su trono asentado sobre el espanto. Y este absolutismo alcanzaba el ámbito privado, con las trágicas consecuencias que llevó a la familia Puig Romero su entrecruce con este monarca.  En un tiempo récord Gertrudis Romero se queda embarazada lejos de su marido y viuda bajo extrañas circunstancias en que se falsifica la defunción de su marido y a ella se le nombra azafata de la reina María Isabel de Braganza sin otro aval que ser designada por capricho soberano hasta que el absoluto se cansara de jugar con ella. Y esto sucede al cabo de unos años, cuando Fernando VII costea el funeral secreto de Gertrudis y deja a sus hijos en la indigencia. Era la voluntad soberana y había que acatarla. Se repetía la historia bíblica de Betsabé (entrada blog 13 de noviembre de 2015), elegida por el rey David aunque estuviera casada con Urías, que es quitado del medio. En el libro de los Reyes del Antiguo Testamento nos aleccionan sobre las circunstancias propiciadas en escenarios de reyes que pueden y deben evitarse.






martes, 15 de marzo de 2016

La huella de la república en la monarquía




Felipe VI el día de su proclamación, junto a su padre, Juan Carlos I


Con respecto a la abdicación de Juan Carlos I, escribía Isabel Burdiel: 


Para ser un país que durante mucho tiempo ha sido considerado como “esencialmente monárquico” son muchas abdicaciones. Para ser un país “naturalmente republicano” son también muchas las restauraciones.1


Con todos mis respetos hacia esta gran investigadora e historiadora, restauraciones solamente hemos tenido dos, después de sendas repúblicas. La de 1875 con Alfonso XII, presunto hijo de Federico Puig Romero, cuyo asesinato tuvo bastante peso en el momento de surgir la primera república en 1873, lo cual obvia incompresiblemente Isabel Burdiel, que da como causa de la abdicación del rey Amadeo de Saboya su negativa a hacer uso de la prerrogativa regia. Extraña omisión comete al no citar el motivo por el cual sería necesario el uso de dicha prerrogativa, que puede averiguar cualquiera que consulte hemeroteca: el conflicto artillero surgido por la rememoración de los asesinatos de 1866, lo que lleva a su abdicación y la primera república el 11 de febrero de 1873.



Amadeo de Saboya
Cuartel de San Gil el 22 de junio de 1866





100 años después de la primera restauración se produce en 1975 la impuesta por el dictador Franco después de 36 largos años de dictadura iniciados tras acabar la guerra civil que dio triste fin a la segunda república surgida democráticamente, quitándosele de un plumazo la oportunidad de seguir su propio camino, con sus aciertos y errores. Se abortaba sin más la democracia que llegaba por primera vez en la historia de España. La monarquía restaurada, evidentemente no es democrática, por mucho que se le añada este adjetivo. Lo será cuando tengamos todos opción de elegir libremente si queremos ese sistema de estado o el que fue arrebatado a la democracia española en 1936. Mientras esto no se produzca, la restauración monárquica actual es herencia de una dictadura. ¿Por qué entonces se mantiene?



El dictador Franco junto a Juan Carlos Borbón, impuesto como su sucesor


Según César Noragueda2,  en la actual Europa apenas sobrevive la monarquía en 12 de 49 países (24,5%): Reino Unido, España, Noruega, Suecia, Dinamarca, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo, los pequeños estados de Liechtenstein, Mónaco y Andorra, y la Ciudad del Vaticano. Me tomo la licencia de citar textualmente su reflexión acerca de la defensa del pensamiento republicano frente al monárquico:


La respuesta de los republicanos a las proposiciones monárquicas son que un país no necesita personalizar su identidad histórica en un individuo o en una familia, y la continuidad del propio Estado basta para ello, tal como ocurre en el 75% de los países del mundo; que como figuras simbólicas no pueden garantizar de una manera en verdad activa la unidad territorial, sobretodo si los separatistas detestan precisamente los símbolos. Para comprender la persistencia de las monarquías en Europa hay que entrar de lleno en el debate entre monárquicos y republicanos estatales; que no se puede considerar a nadie representante legítimo de un país en el extranjero si no ha sido elegido democráticamente por sus ciudadanos ni deberíamos aceptar mantenerlo con dinero público por la misma razón; y sobretodo, que es completamente irracinal que la Jefatura del Estado sea hereditaria, pues no hay garantías de la idoneidad para el cargo de sucesores cosanguíneos no sometidos al escrutinio de unas elecciones democráticas y que encima la ley les garantice que no puedan ser procesados si cometen algún delito. Los argumentos parecen bastante claros, tanto como el blindaje de nuestro actual sistema de estado impuesto que además goza del control de los principales medios de comunicación que trabajan a su servicio. Afortunadamente Internet tiene bastante que decir, y nada permanece estático en la sociedad que evoluciona; ni siquiera la monarquía.




1 Isabel Burdiel, Modos de abdicar, El País, 18 de junio de 2014.


 César Noragueda, Por qué persisten las monarquías en la Europa del siglo XXI,  1 de julio de 2015.http://hipertextual.com/2015/07/la-persistencia-de-las-monarquias-europeas 

domingo, 6 de marzo de 2016

El incendio del Alcázar de Segovia en 1862


Grabado sobre el incendio del Alcázar el 6 de marzo de 1862


El 6 de marzo de 1862 ardía en llamas el Alcázar de Segovia. Fue tan devastador el incendio que cayó casi todo el magnífico monumento que serviría de inspiración a Walt Disney para el castillo de Cenicienta. Desde ese mismo día se procedió al traslado de los alumnos al convento de San Francisco, en Segovia, donde se ubicaría ya definitivamente la academia de artillería, que cuenta con un Museo Específico que tuve ocasión de visitar en varias ocasiones a partir de 2003, cuando iniciaba mis investigaciones sobre el paradero del retrato de Federico Puig Romero que inicialmente se hallaba en el Museo del Ejército.

Alcázar de Segovia reconstruido conservando el estilo medieval

Su retrato y el de otros oficiales de artillería muertos el 22 de junio de 1866 se encontraban guardados en el depósito del Museo Específico de la Academia de Artillería de Segovia. Gracias al entonces director, coronel Félix Herrera Díez, fueron expuestos nuevamente y colocados en sitio de honor del museo, en la entrada de Día Sanz. Pero no fue lo único que hallé allí. En la gran biblioteca de este museo se conservan dos libros donados por el coronel Federico Puig Romero, lo cual tuvo que ocurrir a partir de 1864, cuando fue nombrado coronel. La primera conclusión que puede sacarse es que Federico Puig Romero estaba estrechamente vinculado a la academia de artillería.


Entrada Día Sanz. El retrato de Federico Puig Romero es el primero a la derecha

Aunque no fue el único que regaló libros a esta. Algunos de los volúmenes de la actual biblioteca fueron entregados  por  sus dueños al colegio de artillería a consecuencia del incendio del Alcázar en marzo de 1862,  cuando  quedó  arrasada  parte  de   la  biblioteca.  Y de ahí la donación de Federico Puig Romero, que no deja lugar a dudas de su labor docente, dado el contenido y época de estos libros. Esto es algo que se borró en sus hojas de servicio posteriores a 1856, época en que Isabel II visitaba asiduamente dicho colegio, muy próximo al palacio de San Ildefonso, donde veraneaba.


La reconstrucción del Alcázar tardó muchos años, y no fue hasta el 20 de marzo de 1882 cuando se iniciaron las obras que acudió a inspeccionar Alfonso XII, presunto hijo de Federico Puig Romero. Alfonso XII había puesto mucho empeño en impulsar este proyecto. Probablemente este lugar había tenido que ver mucho con su concepción. Actualmente el Alcázar contiene el museo del antiguo Colegio de Artillería y el Archivo General Militar, que he visitado en muchas ocasiones y me ha llevado a tantos hallazgos. Allí reposan los restos de vida que me han permitido iniciar mi propia reconstrucción de una historia que se había intentado borrar.

Depósito de fondos, en el Archivo General Militar de Segovia

martes, 1 de marzo de 2016

Alfonso XIII, el último borbón que reinó antes de la llegada de la democracia




Alfonso XIII imponiendo a Franco la medalla al mérito militar



El 28 de febrero se cumplieron 75 años de la muerte de Alfonso XIII, el último monarca borbón que reinó en España antes de que el pueblo decidiera democráticamente que no quería monarquía, impuesta tras la república de 11 de febrero de 1873. El 14 de abril de 1931 se proclamaba la segunda, partiendo al exilio Alfonso XIII con una fortuna de más de 40 millones de euros al cambio actual, según algunos autores, lo cual no fue óbice para que sus adeptos monárquicos enviaran contribuciones para mantenerle con la prosopopeya digna de su clase. Y no parece que sufriera demasiadas privaciones a juzgar por su tren de vida de casinos y hoteles de lujo mientras mantiene pleito con su esposa, que tras irse a Inglaterra le exige su dote y una pensión anual.

En 1934 Alfonso XIII abandona su vida de nómada de alto standing para residir en Roma a la vera de su protector Mussolini, sobre el que opina, según refiere su biógrafo Julián Cortés Cavanillas: El fascismo todavía no he conseguido saber lo que es, como doctrina social y política, porque en definitiva no es doctrina, en ningún orden, sino una “bella” dictadura personificada por un hombre de dotes excepcionales(…)

Alfonso XIII había acogido en 1923 la dictadura del general Primo de Rivera para sostener el trono. Y al parecer se consideraba una amenaza al cuerpo de artillería,  en el que años atrás había surgido el conflicto artillero por la rememoración del asesinato encubierto por el estado de Federico Puig Romero, supuesto padre de Alfonso XII, y los de otros artilleros, que finalmente deriva en la proclamación de la primera república en 1873.  En septiembre de 1926 los artilleros publican en un periódico antidictatorial francés denominado Hojas libres sus quejas y el ataque del gobierno, así como el engaño y falsedad del monarca. A consecuencia de las fuertes medidas represoras los artilleros se sublevan y surge el estado de guerra en toda España. Al año siguiente se crea una academia general militar que elimina todo rastro del pasado de artillería y que se pone bajo la tutela del general Franco, por el que Alfonso XIII siente profunda admiración, según el biógrafo Cortés Cavanillas. Esta academia creaba oficiales con un nivel mínimo de estudios, todo lo contrario a lo que representaba el cuerpo de artillería, caracterizado por una formación científica de alto nivel. Pero al parecer era más importante enterrar el pasado, y con esta finalidad amalgamar a todas las armas constituía una buena solución.



El 19 de febrero de 1929, apenas dos semanas de fallecida la madre de Alfonso XIII, que nunca dejó de reinar, se disuelve el cuerpo de artillería, con el consiguiente debilitamiento del apoyo del ejército a la corona, lo que obligaría un año después a dimitir a Primo de Rivera e iniciarse el camino para que se unificaran las fuerzas políticas contra la monarquía. Los secretos tan bien guardados que Alfonso XIII y su madre habían intentado enterrar relacionados con la artillería eran ya irrelevantes ante la voluntad popular de la república de 1931. Alfonso XIII se había quedado solo. Moriría 10 años después en la habitación número 32 del Gran Hotel de Roma.