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miércoles, 25 de noviembre de 2015

Alfonso XII, el Puigromerejo


Hoy se cumplen 130 años del fallecimiento de Alfonso XII, faltando tres días para que cumpliera 28. Muere a causa de tuberculosis, enfermedad padecida por dos hermanos de Federico Puig Romero y varios de sus nietos. La leyenda atribuyó esta enfermedad al padre que los rumores le achacaron, Enrique Puigmoltó y Mayans (no Puig Moltó, como se difundió inicialmente para desviar la atención del oficial Puig Romero), cuya naturaleza robusta y carácter altanero distan mucho de la imagen enfermiza y romántica que se le atribuía y llegó a darse por cierta hasta el punto de apodarse al príncipe Alfonso como el Puigmoltejo.

En 1868, con casi once años, Alfonso acompaña al exilio a su madre, Isabel II, que ya no pudo seguir aferrándose al trono tambaleado con el movimiento revolucionario del 22 de junio de 1866 que se aprovechó para que pasara desapercibido el asesinato de Federico Puig Romero a manos de sicarios que contaban con la complicidad del gobierno, y del que fueron testigos su viuda y dos hijos, Federico y Enrique Puig Romaguera. A ellos dos se dirige Alfonso años después como sus queridos hermanos, firmando Vuestro hermano, el Rey, según testimonio de esta carta que deja claro que su padre secreto fue Federico Puig Romero.

Un hermano rey, por muy buenos sentimientos que pudiera albergar, no podía dejar de actuar de acuerdo a ciertos patrones inherentes a este status de poder. Federico Puig Romaguera nunca pudo superar el trauma de la horrorosa experiencia de oír tras una puerta el asesinato de su padre y tenerlo que callar ante el mundo. Alfonso no tenía por qué pagar el odio de Federico a Isabel II, pero era rey. Y nadie, por muy buen fondo que pueda tener, puede quedar inmune a este endiosamiento de que se hace acreedora a una persona a la que se hace sentir superior a los demás. Para Federico solo se trataba de un hijo ilegítimo de su padre, que es asesinado por dicha causa. Federico y Enrique debían de conocer también algo de la historia de Gertrudis, y es natural que no quisieran involucrarse con una institución que para su familia solo había representado la tragedia y el abuso de poder disponiendo de la dignidad de las personas. La dignidad de Federico no tenía precio, y ahí puede radicar la causa de su retiro del ejército tramitada el 22 de junio de 1877, onceavo aniversario de muerte de su padre.

Los hechos demuestran que Alfonso XII buscó la proximidad de sus hermanos Puig Romaguera, protegió especialmente al cuerpo de artillería al que pertenecían ellos y su malogrado padre, y asimismo se involucró directamente en perseguir a algunos de los que tuvieron relación con el asesinato de Federico Puig Romero. Con todo, este asesinato debía seguir permaneciendo oculto, y por ello fue necesario publicar una versión falsa firmada por un historiador que posteriormente consiguió su sillón de académico en la Real Academia de Historia, dirigida entonces por Antonio Cánovas del Castillo1, presidente del gobierno y principal artífice de la Restauración. 

1Fue director de la RAH desde 1882 hasta su muerte en 1897.

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